¿Perdiendo las esperanzas en la enfermedad?

¿Perdiendo las esperanzas en la enfermedad?


Lucas 13:10-13
"Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios."



La mayoría de las veces cuando enfermamos vamos al médico nos diagnostican, nos prescriben unas medicinas que tienen como finalidad combatir lo que esta haciéndonos mal y al cabo de unas cuantas semanas de tomarlas volvemos a nuestras actividades como si nada hubiera pasado. ¿Pero qué cuando tomamos las medicinas y la enfermedad persiste? ¿Pero qué cuando pasan las semanas y más cuando los médicos dicen: “Señor, estamos haciendo todo lo posible por saber que le sucede.”?... Nuestras esperanzas se van hiendo y nuestra mente empieza a concebir pensamientos de incertidumbre y desesperación. ¿Porqué enfermamos? ¿Porqué Dios permite que enfermemos? 
Sin duda serían también las preguntas que se pudieron haber hecho los siguientes personajes:
1. Personaje: Mujer con flujo de sangre. Tiempo: 12 años… “Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada” (Lucas 8:43).
2. Personaje: Mujer con espíritu de enfermedad y andaba encorvada. Tiempo: 18 años… “y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.” (Lucas 13:11)
3. Personaje: Paralítico de Betesda. Tiempo: 38 años… “Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo.” (Juan 5:5-7)

La mujer con flujo de sangre “se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.” (Lucas 8:44), la mujer encorvada “Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios.” (Lucas 13:12-13) y el hombre paralítico “Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día.” (Juan 5:8-9).
Así que los que se encuentran enfermos, a los que se les ha dado el diagnostico más deplorable, la Palabra nos recuerda que podemos acercarnos confiadamente a tocar el manto del Señor, que hoy el Señor está aquí y nos recuerda que por su llaga somos sanos (Isaías 53:5) y que no importa que alguien se apresure a ir al estanque antes que nosotros, pues su único requisito es que “... ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” (Juan 11:40)

Días, meses, 12 años, 18 años, 38 años… ¿Será que habrá algo imposible para el Señor?
Sobre todas las circunstancias, las personas o los médicos digan “así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.” (Isaías 55:11)... 
Si Él ha declarado sanidad sobre nosotros… así será!!

Dios te bendiga y que tengas un excelente día en Cristo Jesús!

Roldan Ortiz Molinares

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