Pedir perdón al Señor
2 Crónicas 7:14
"si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra."
Es claro que todo aquel que practica el pecado es hijo del diablo (1 Juan 3:8), pero no en a quien nos enfocaremos sino, cuando tu y yo pecamos por debilidad o sencillamente, ignorancia.
“Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.” (1 Juan 1:10, Santiago 3:2).
Enfocándonos en cuando pecamos por debilidad o ignorancia, existen 3 tipos de personas:
1. El que es consciente que ha pecado y quiere justificar su error.
2. El que es consciente que ha pecado y usa esto como pretexto para alejarse de Dios.
3. El que es consciente que ha pecado, se arrepiente, confiesa su pecado y alcanza misericordia.
La Palabra nos enseña que “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” (Proverbios 28:13). Una de las estrategias del diablo es hacernos creer que el Señor no nos va a perdonar o peor aún, que lo que hicimos no es pecado y empecemos a justificarnos. Es triste ver que muchos con grandes llamados terminan apartándose, ocultándose de Dios para añadir pecado a pecado “!!Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado!” (Isaías 30:1). En fin, el diablo cumple en estos casos su cometido que es robarnos la relación con Dios, para luego matarnos y destruirnos!
Si estamos pasando una situación así, mediante la vida de David, la Palabra nos enseñará que debemos hacer:
1. David reconoció su pecado, “Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día.” (Salmos 32:3)… David sabía que el ocultar o justificar su pecado de nada le iba a servir sino para causar carcoma a sus huesos…
2. David sabía que Dios es grande en misericordia, “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.” (Miqueas 7:18-19), “Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.” (Salmos 86:5)… David sabía que Dios es grande en misericordia!
3. David entendió que solo Dios limpia, “Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio.” (Salmos 51:4) y sabía que Él era el único que podía limpiarle “Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.” (Salmos 51:7)
4. David confesó su pecado a Dios y fue perdonado, “Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.” (Salmos 32:5)
Sería bueno que nosotros reconozcamos nuestros pecados, sepamos que Dios es grande en misericordia, entendamos que solo Él nos limpia y a Él debemos confesar nuestro pecado para ser perdonados!
¿Nos acercamos? “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” (Hebreos 4:16)
Este es un buen inicio, “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.” (Salmos 139:23-24)
"si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra."
Es claro que todo aquel que practica el pecado es hijo del diablo (1 Juan 3:8), pero no en a quien nos enfocaremos sino, cuando tu y yo pecamos por debilidad o sencillamente, ignorancia.
“Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.” (1 Juan 1:10, Santiago 3:2).
Enfocándonos en cuando pecamos por debilidad o ignorancia, existen 3 tipos de personas:
1. El que es consciente que ha pecado y quiere justificar su error.
2. El que es consciente que ha pecado y usa esto como pretexto para alejarse de Dios.
3. El que es consciente que ha pecado, se arrepiente, confiesa su pecado y alcanza misericordia.
La Palabra nos enseña que “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” (Proverbios 28:13). Una de las estrategias del diablo es hacernos creer que el Señor no nos va a perdonar o peor aún, que lo que hicimos no es pecado y empecemos a justificarnos. Es triste ver que muchos con grandes llamados terminan apartándose, ocultándose de Dios para añadir pecado a pecado “!!Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado!” (Isaías 30:1). En fin, el diablo cumple en estos casos su cometido que es robarnos la relación con Dios, para luego matarnos y destruirnos!
Si estamos pasando una situación así, mediante la vida de David, la Palabra nos enseñará que debemos hacer:
1. David reconoció su pecado, “Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día.” (Salmos 32:3)… David sabía que el ocultar o justificar su pecado de nada le iba a servir sino para causar carcoma a sus huesos…
2. David sabía que Dios es grande en misericordia, “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.” (Miqueas 7:18-19), “Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.” (Salmos 86:5)… David sabía que Dios es grande en misericordia!
3. David entendió que solo Dios limpia, “Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio.” (Salmos 51:4) y sabía que Él era el único que podía limpiarle “Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.” (Salmos 51:7)
4. David confesó su pecado a Dios y fue perdonado, “Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.” (Salmos 32:5)
Sería bueno que nosotros reconozcamos nuestros pecados, sepamos que Dios es grande en misericordia, entendamos que solo Él nos limpia y a Él debemos confesar nuestro pecado para ser perdonados!
¿Nos acercamos? “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” (Hebreos 4:16)
Este es un buen inicio, “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.” (Salmos 139:23-24)
Dios te bendiga y que tengas un excelente día en Cristo Jesús!
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