¿Respetamos a nuestros gobernantes?
Romanos 13:1
“Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.”
1 Timoteo 2:1-4
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Hace mucho tiempo, el pueblo de Israel era gobernado por Dios mismo, sin embargo, a raíz que las demás naciones poseían un rey, el pueblo de Israel se vio seducido a querer también tener uno… desechando a Dios… “Aconteció que habiendo Samuel envejecido, puso a sus hijos por jueces sobre Israel. Y el nombre de su hijo primogénito fue Joel, y el nombre del segundo, Abías; y eran jueces en Beerseba. Pero no anduvieron los hijos por los caminos de su padre, antes se volvieron tras la avaricia, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho. Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel, y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones. Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová. Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.” (1 Samuel 8:1-7)
“Ahora, pues, oye su voz; mas protesta solemnemente contra ellos, y muéstrales cómo les tratará el rey que reinará sobre ellos. Y refirió Samuel todas las palabras de Jehová al pueblo que le había pedido rey. Dijo, pues: Así hará el rey que reinará sobre vosotros: tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro; y nombrará para sí jefes de miles y jefes de cincuentenas; los pondrá asimismo a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros. Tomará también a vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras y amasadoras. Asimismo tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, y los dará a sus siervos. Diezmará vuestro grano y vuestras viñas, para dar a sus oficiales y a sus siervos. Tomará vuestros siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos, y con ellos hará sus obras. Diezmará también vuestros rebaños, y seréis sus siervos.” (1 Samuel 8:9-10)
La verdad es que a lo largo de la historia vemos como esto ha sucedido una y otra vez, sin embargo, pese a que muchas cosas no nos agraden acerca del manejo con que nuestros gobernantes proceden con ciertos asuntos, tu y yo, como hijos de Rey, no tenemos derecho de faltarles al respeto ni hablar mal de ellos. ¿Al hablar mal de ellos no los estamos maldiciendo? “Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.” (Santiago 3:9-10)… y por otra parte la Palabra de Dios nos enseña que “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.” (Efesios 4:29).
Depronto diremos “Pero no estamos irrespetándolos, estamos diciendo lo que vemos en su proceder, en sus hechos.. de eso exactamente hablamos”… A esto la Palabra nos exhorta, porque tu y yo “Vivimos por fe, no por vista.” (2 Corintios 5:7)… Por fe tu y yo declaramos lo que no vemos como si fuere! “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” (Hebreos 11:1), así que no busquemos motivos ni excusas para irrespetar a nuestros gobernantes. Más bien, si en realidad creemos en Jesucristo y lo hemos aceptado como Señor y Salvador de nuestras vidas entonces “ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20) y como hijos de Dios (Juan 1:12) no debemos perder el norte:
1. “Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.” (Tito 3:1)
2. “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.” (1 Timoteo 2:1-4)
3. Al parecer en este tiempo es normal irrespetar y hablar mal de los demás, sin embargo, recordemos que “Todo me es lícito, mas no todo conviene: todo me es lícito, mas no todo edifica.” (1 Corintios 10:23) ¿Lo que diré edificará? Si mi opinión lo que hace es crear polémica e insta a irrespetar a los gobernantes ¿Valdrá la pena expresarla?… Recordemos que “Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; El que cierra sus labios es entendido.” (Proverbios 17:28)
Ahora… ¿Respetamos a nuestros gobernantes? ¿Como hijos de Dios realmente tenemos motivos para irrespetarles?
Dios te bendiga y que tengas un excelente día en Cristo Jesús!
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