¿Somos envidiosos?

¿Somos envidiosos?


1 Samuel 18:8-9
“Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David.” 





La envidia nace del querer tener algo que posee alguien y uno carece, sin embargo, no se apoya en el deseo de mejorar para obtenerlo sino que anhela que al otro le vaya peor.
La envidia por lo general nos ciega para dejar de ver lo que somos capaces, nos roba el estado de tranquilidad, nos quita el sueño, nos hace olvidar lo que los demás hacen por nosotros, nos hace maquinar cosas para destruir en vez de edificar y nos lleva a un viaje donde difícilmente es posible volver.
Saúl todo el tiempo maquinaba en contra de David, buscaba maneras para matarlo, todo lo hacia con un pensamiento de destrucción para David… “Entonces dijo Saúl a David: He aquí, yo te daré Merab mi hija mayor por mujer, con tal que me seas hombre valiente, y pelees las batallas de Jehová. Mas Saúl decía: No será mi mano contra él, sino que será contra él la mano de los filisteos.” (1 Samuel 18:17) “Y Saúl dijo: Yo se la daré, para que le sea por lazo, y para que la mano de los filisteos sea contra él. Dijo, pues, Saúl a David por segunda vez: Tú serás mi yerno hoy.” (1 Samuel 18:21) “Y Saúl procuró enclavar a David con la lanza a la pared, pero él se apartó de delante de Saúl, el cual hirió con la lanza en la pared; y David huyó, y escapó aquella noche. Saúl envió luego mensajeros a casa de David para que lo vigilasen, y lo matasen a la mañana. Mas Mical su mujer avisó a David, diciendo: Si no salvas tu vida esta noche, mañana serás muerto.” (1 Samuel 19:10-11)
Que lamentable es tener envidia, no nos deja ver las oportunidades, no nos deja ver que nos ha dado el Señor y mucho menos nos nubla el entendimiento y el juicio para olvidar de que somos capaces… definitivamente la envidia nos ciega!
Otro ejemplo es María y Aarón… “María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová.” (Números 12:1-2)
La envidia nos lleva a la murmuración… a hablar mal del prójimo poniéndolos en tela de juicio para creer que tenemos la potestad de crear toda clase de argumentos y hacer ver que no son merecedores de lo que tienen. Sin embargo, no se dieron cuenta Aarón y María de la bendición de ser hermanos de Moisés, del que Dios usó para libertar el pueblo de Israel! y del privilegio de estar ellos tan cerca del Señor! “Luego dijo Jehová a Moisés, a Aarón y a María: Salid vosotros tres al tabernáculo de reunión. Y salieron ellos tres. Entonces Jehová descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos. Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue. Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa.” (Números 12:4-10). 
Otro ejemplo, Caín y Abel… “Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.” (Génesis 4:6-7) La envidia nos lleva a no ver los beneficios que tenemos… El Señor le recalcó a Caín que “con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.” pero su mente estaba puesta en acabar con lo que le estorbaba! 
Que triste que en estos 3 ejemplos todos perdieron algo, perdieron la oportunidad de tomar ejemplo, aprender y mejorar. Semejante al enemigo, la envidia roba la paz, mata nuestro deseo de progresar y destruye la obra de nuestras manos.

Si hay en nosotros envidia, hoy es un nuevo día para entregarle el corazón al Señor, pedirle que el tome el control y gobierne nuestro ser, que su Palabra sea esa lámpara que guíe nuestros pasos, que nuestra mente sea iluminada para que todo argumento sea derribado en el nombre de Jesús y empecemos a ver las oportunidades y herramientas que nos ha dado el Señor… pues su deseo es “Amado yo deseo que seas prosperado en todo”! (3 Juan 1:2).

Dios te bendiga y que tengas un excelente día en Cristo Jesús!

Roldan Ortiz Molinares

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