¿Quién nos guarda de peligros, daños y maquinaciones del enemigo?
Salmos 144:2 (Dios habla hoy)
“Él es mi amigo fiel, mi lugar de protección, mi más alto escondite, mi libertador; él es mi escudo, y con él me protejo; él es quien pone a los pueblos bajo mi poder.”
Es gracioso que mientras nosotros muchas veces pensamos “...¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmos 8:4), El Señor ejecutó un grandioso plan para salvarnos “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16), porque Dios ama a su creación!
Tu y yo somos de Cristo, pero lastimosamente a muchos no le va gustar esto y van a querer tentarnos para que desistamos de Camino y nos extraviemos (1 Tesalonisences 3:5), buscarán la manera de dañarnos… Pero tu y yo solo debemos tener presente que “... ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” (Romanos 8:1)
Hoy el Señor quiere recordarnos que la mayoría de nosotros llegamos a sus pies porque nuestra vida llegó a un tope donde no podíamos más, se había tornado vacía y sin sentido… El Señor quiere refrescarnos la memoria que de esas circunstancias que habíamos pasado y salimos ilesos, recordemos que siempre fue el Señor, Él siempre estuvo ahí con nosotros para ser nuestro alto refugio, protección, escudo y libertador (Salmos 46:1).
Es posible que nos encontremos con temores, con miedos porque todo se nos ha venido en contra o porque divisamos circunstancias en las cuales seguramente no podamos hacer nada. En estos momento es cuando debemos alzar nuestra voz para recordar sobretodo esto que el Señor es “Mi escondedero y mi escudo eres tú; En tu palabra he esperado.” (Salmos 119:114), que sólo “Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; Con cánticos de liberación me rodearás.” (Salmos 32:7), que nuestro Dios Todopoderoso es el ha dicho que “Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.” (Isaías 54:17), “de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.” (Hebreos 13:6)
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31)
¿Será que el Señor Grande, Fuerte, Libertador, Alto Refugio, Poderoso y nuestro Amigo fiel nos abandonará? ¿Nos dejará desamparados? Ciertamente “El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.” (Salmos 91:1-11)
Así que... ¿Quién es nuestro amparo?
Dios te bendiga y que tengas un excelente día en Cristo Jesús!
“Él es mi amigo fiel, mi lugar de protección, mi más alto escondite, mi libertador; él es mi escudo, y con él me protejo; él es quien pone a los pueblos bajo mi poder.”
Es gracioso que mientras nosotros muchas veces pensamos “...¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmos 8:4), El Señor ejecutó un grandioso plan para salvarnos “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16), porque Dios ama a su creación!
Tu y yo somos de Cristo, pero lastimosamente a muchos no le va gustar esto y van a querer tentarnos para que desistamos de Camino y nos extraviemos (1 Tesalonisences 3:5), buscarán la manera de dañarnos… Pero tu y yo solo debemos tener presente que “... ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” (Romanos 8:1)
Hoy el Señor quiere recordarnos que la mayoría de nosotros llegamos a sus pies porque nuestra vida llegó a un tope donde no podíamos más, se había tornado vacía y sin sentido… El Señor quiere refrescarnos la memoria que de esas circunstancias que habíamos pasado y salimos ilesos, recordemos que siempre fue el Señor, Él siempre estuvo ahí con nosotros para ser nuestro alto refugio, protección, escudo y libertador (Salmos 46:1).
Es posible que nos encontremos con temores, con miedos porque todo se nos ha venido en contra o porque divisamos circunstancias en las cuales seguramente no podamos hacer nada. En estos momento es cuando debemos alzar nuestra voz para recordar sobretodo esto que el Señor es “Mi escondedero y mi escudo eres tú; En tu palabra he esperado.” (Salmos 119:114), que sólo “Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; Con cánticos de liberación me rodearás.” (Salmos 32:7), que nuestro Dios Todopoderoso es el ha dicho que “Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.” (Isaías 54:17), “de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.” (Hebreos 13:6)
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31)
¿Será que el Señor Grande, Fuerte, Libertador, Alto Refugio, Poderoso y nuestro Amigo fiel nos abandonará? ¿Nos dejará desamparados? Ciertamente “El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.” (Salmos 91:1-11)
Así que... ¿Quién es nuestro amparo?
Dios te bendiga y que tengas un excelente día en Cristo Jesús!
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